Hace tan sólo unas décadas, la humanidad (no la mayoría) se
ha orientado gradualmente hacia lo que podría considerarse una toma de conciencia masiva respecto a las
consecuencias de nuestros actos sobre nuestro organismo; prueba de esto es la
creciente comercialización de productos naturales en el campo de la nutrición,
salud y bienestar. “Lo Natural” está abarcando mercados progresivamente y en los
últimos años el Mundo está redescubriendo a la Amazonía, que por siglos ha
significado una fuente inagotable de recursos invaluables que, sin escrúpulo
alguno, han sido arrancados a costa de la sangre de aquellos que por siglos han
atesorado lo que hasta el día de hoy, el Mundo desconoce sobre esta tierra
llena de vida.
El enigma que envuelve a la medicina natural es precisamente
la ignorancia que la vincula al espiritismo burdo y la estafa chamanística,
practicada por supuestos curanderos que “convidan” curaciones y brebajes preparados
orgánica y artesanalmente, entre éstos el afamado elixir: Ayahuasca, sin la menor pisca de higiene o pudor, bajo el riesgo de
cometer un asesinato, como muchas veces ha ocurrido. Sin embargo, el accionar
humano, no desmerece el caudal de conocimiento inherente al consumo (no
habitual) de este brebaje combinado de las plantas: Ayahuasca o Yagé (Banisteriopsis Caapi), Chacruna (Psychotria Viridis),
y otras especias (las
proporciones varían según la intención curativa) que tras un arduo proceso de
preparación se cuaja la solución a graves padecimientos, partiendo de la
premisa de que las enfermedades se originan en el alma.
Una purga de ayahuasca es un proceso, Todo un Viaje… que lleva al paciente a experimentar un leve mareo
que da paso a las visiones que se presentan a veces de manera muy abstracta,
mientras que la medicina detecta la causa del problema (no necesariamente de
salud), al tiempo que se aprecia un estado de catarsis en el paciente. La fama
de incontinencia estomacal, como efecto de la pócima sobre el cuerpo humano puede
ser intimidante, sin embargo es un mecanismo sencillo: Como una esponja,
absorbe la enfermedad (comprobado científicamente) para luego ser depurada a
través de un severo vómito y/o una diarrea contundente, resultando en una
sensación de bienestar que puede trascender sobre tres áreas de la vida, de adentro
hacia afuera: espiritual, corporal, social; los cuales tendrán mayor duración
según el tiempo que se lleve a cabo la dieta que implica la purga de Ayahuasca:
NO ají, NO grasas, NO sal, NO alcohol, y la abstención más comprometida, NO
sexo.
“…Apenas tomé del vaso, el sabor agrio y amargo a la vez, disolvía mis
papilas mientras el Maestro, comenzó a agitar su “shacapa”, poco a poco un
zumbido retumbó la sala oscura, calentando el ambiente de forma inusitada y condensando
el sudor de mis poros… En medio de la oscuridad varias figuras geométricas de colores
se desplazaban de manera serpenteante hasta que precisamente cobraron la forma
de una serpiente que se abalanzó contra mí, justo en el momento que volvía a
sentir el sabor de la purga en mi garganta, quise contenerme pero no pude y
solté el vómito… Pude ver al Maestro, conversando con un viejito, que le
mostraba las plantas que tendría que usar para poder resolver el malestar de
otra paciente que se encontraba presente en la sala…”
-
Traducido
de “Ayahuasca Memories” (Documental)
El consumo de ayahuasca abre una puerta
dimensional que nos conduce a lo etéreo, y la falta de conocimiento sobre el
tema es una gran desventaja, puesto que el hecho de participar en una sesión de
ayahuasca sin conocer a quien “convida” la sesión, no sólo pone en riesgo la
integridad física, si no también es exponerse a la influencia de entidades
espirituales negativas, que terminan por afectar aún más la vida de quienes no
poseen la fortaleza espiritual para hacer frente a este tipo de misterios. Quien escribe, ha sido durante años, un asiduo concurrente a sesiones de Ayahuasca, iniciado con diferentes “chamanes” que terminaron por demostrar lo poco consecuente que es el hombre frente a tal sabiduría milenaria almacenada en entidades que canalizan todo un compendio de información bioquímica por generaciones, como mecanismo de sucesión patrimonial de toda una fuente de conocimientos, que por efecto del sincretismo religioso han homogeneizado la tradición medicinal naturalista, y la han legitimado como herencia cultural.
- Cabe señalar que hoy
en día no veo la necesidad de participar en sesión alguna de Ayahuasca, puesto
que actualmente mi fe apunta en una dirección diferente -
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